Viajes Psicodélicos: La Búsqueda de Burroughs y Ginsberg en América del Sur (Parte II)
+ un poema de Anne Carson + Out/Spoken show at Howard Theater May 24!
En la primera parte de este Substack vimos cómo en la década de 1960, personajes como Timothy Leary y Allen Ginsberg exploraron los estados alterados de conciencia mediante el uso de psicoactivos como la psilocibina y LSD. Leary, ex profesor de Harvard, experimentó con hongos y promovió su estudio, aunque fue expulsado por controversias. Ginsberg y William Burroughs también viajaron a Sudamérica, explorando rituales Indígenas y buscando en el yagé/Ayahuasca, una posible vía para expandir la mente.
William Burroughs, en sus exploraciones por América del Sur, intentó varias veces conectar con las plantas ancestrales que prometían abrir nuevos horizontes. La primera expedición, narrada en su novela Queer, no tuvo el resultado esperado, pues no logró encontrar las ayudas adecuadas entre los locales. Pero en 1953, la suerte le sonrió con una coincidencia que sería clave en su viaje espiritual y creativo: mientras buscaba información en la Universidad de Bogotá, se cruzó con un personaje fundamental en la historia del movimiento psicodélico, el botánico Richard Evans Schultes, pionero en plantas alucinógenas de las Américas.
Gracias a los vínculos de ambos con Harvard, esa relación se fortaleció rápidamente y Schultes compartió sus conocimientos sobre la ayahuasca, su preparación y las leyendas Indígenas que la rodean (de hecho, en el fragmento de la carta de Burroughs a Ginsberg que les compartimos en la primera parte, ya Burroughs lo menciona como “Dr. Schindler”). Posteriormente, se adentraron en una expedición al Putumayo, donde Burroughs experimentó una de las vivencias más intensas con esa planta ancestral. Aunque el camino fue arduo y con un episodio casi fatal —una sobredosis que le provocó vómitos violentos y alucinaciones extremas.
Además, gracias a un chamán local, descubrió la fórmula adecuada para preparar el brebaje, que incluía chacruna, un ingrediente clave que funciona como inhibidor de ciertos elementos y activa otros componentes clave en la ayahuasca; un conocimiento que Schultes no tenía en ese momento, aunque luego, según dicen, lo reclamó como propio.
Esa experiencia fue un punto de inflexión para Burroughs, llevándolo a un estado de conciencia revolucionario, donde afirmó haber abandonado la lógica occidental “pragmática y orientada a resultados”: la ayahuasca se convirtió en su ‘última solución’. El impacto de esa vivencia quedó reflejado en su sección de The Yage Letters y en la obra Naked Lunch, donde la ayahuasca actuó como catalizador para su creatividad. Como diría Rimbaud, un poeta debe llegar a lo desconocido a través de una alteración total de los sentidos; en el caso de los Beats, fue la ayahuasca, junto con otras sustancias, la que le permitió a Burroughs acceder a ese territorio secreto y transformador.
El 8 de julio de 1953, Burroughs le escribe a Ginsberg: “Esto no es la elevación química de C, la estasis horrible y aséptica de la droga, la pesadilla vegetal del peyote ni la ridiculez humorística del cannabis. Es una violenta e instantánea violación de los sentidos.” Dos días después le explicó desde Lima: “El yagé es un viaje a través del espacio y el tiempo. La habitación parece temblar y vibrar con movimiento… Realizas migraciones, increíbles travesías por desiertos, selvas y montañas.”
El propio texto The Yage Letters, escrito en colaboración con Allen Ginsberg, se convirtió en una obra de gran trascendencia que abrió las puertas a una nueva generación, introduciéndola en el mundo de la ayahuasca y en su profundo contexto histórico y chamánico.
Puedes leer Las Cartas del Yage/Ayahuasca aqui.
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